Nombre científico: Euphorbia pulcherrima

Familia: Euphorbiáceas

Etimología:

Euphorbia, en honor de Euphorbus, médico de Juba, rey de Mauritania, casado con una hija de Marco Antonio y Cleopatra

pulcherrima, en latín, ‘la más bella’.

Origen: Centroamérica y Méjico.

Descripción: Arbusto de hojas, simples, alternas, lanceoladas anchas o elípticas, de borde liso, débilmente lobuladas. Planta monoica, con una Inflorescencia única en el reino vegetal (ciato), formada por flores pequeñas, agrupadas, sin cáliz ni corola, pero rodeadas por brácteas de color rojo brillante que, aunque suelen confundirse con pétalos, son hojas modificadas para atraer a los insectos polinizadores. Solo una flor femenina rodeada por varias flores masculinas con abundantes estambres.

Usos y curiosidades: Fue descubierta por Hernán Cortes en Méjico, pero no se popularizó en su zona de origen hasta que los monjes franciscanos la emplearon en la decoración de las iglesias durante el periodo navideño.

Es tan importante en las culturas americanas que se ha establecido el día internacional de la flor de Pascua: En Méjico es el día 8 de diciembre y en el resto de países el día 12 del mismo mes, conmemorando la fecha en la que falleció el embajador de Estados Unidos en Méjico, Joel Robert Poinsett, político y botánico, que la cultivó en su residencia americana y propició la norma de regalarla en Navidad; de ahí también su otro nombre, “Poinsettia”, como también se la conoce en su honor.

Se estima que su introducción en Europa se produjo en el año 1834. Sus flores son pequeñas y poco vistosas; los hermosos “pétalos rojos” no son tales, sino hojas modificadas que rodean a la flor. Para que florezca y sus hojas adquieran el color rojo necesita oscuridad, alrededor de catorce horas diarias; de ahí que alcance su máximo esplendor en invierno.

Inflorescencia

El pigmento rojo que se extrae de ellas se utilizó para teñir tejidos.

Sus ramas, al romperse, segregan savia blanca muy irritante, que no es más que su forma de defenderse frente a los intentos de ser utilizada como alimento por los animales. Esta propiedad la hemos usado para “quemar” las verrugas, aunque hay que tener mucho cuidado porque puede producir grandes erosiones en la piel. Igualmente hay que evitar su contacto con boca y ojos.

En estas fechas todos tenemos una maceta con esta planta. Si nos planteamos conservarla más allá de febrero debemos tener en cuenta que:

Requiere luz y temperatura cálida, por lo que, en invierno debemos evitarle las temperaturas frías nocturnas y, en caso de tenerlas en el interior de la casa, deben situarse próximas a una ventana.

Hay que evitar las corrientes de aire, estufas y radiadores

Tan malo es regarla excesivamente como que se seque; lo ideal es que la tierra se mantenga húmeda pero no encharcada. Cuando apreciemos que el sustrato se está secando, una buena forma de conseguir que se humedezca adecuadamente es empezando por la base; para ello se introduce la maceta en un recipiente con agua durante un cuarto de hora y luego dejar que escurra toda el agua sobrante.

Es bueno añadir humus o un poco de fertilizante líquido de vez en cuando.

Si os interesa especialmente este aspecto de cuidados y reproducción os recomiendo el siguiente enlace

Otras Euphorbias en nuestro Parque:

Destacar la evolución convergente de estas especies con cactáceas y suculentas, con hojas carnosas y espinas, por tener similar ecología:

Árbol de los dedos (Euphorbia tirucalli)

Tabaiba amarga (Euphorbia lamarckii)

Euphorbia xylophylloides

Cardo canario (Euphorbia canariensis)